Insecticida para las mariposas por favor..... [ETHAN]

El centro comercial era la última y mas extraña idea que Ethan Sparks hubiera disfrutado. Hacía tan solo un año, había evitado ese mismísimo lugar como la plaga. Siempre había sido el tipo que buscaba la forma de evitar ir si es que no fuera absolutamente necesario, y alguien que prefería estar al aire libre mil veces a verse a sí mismo encerrado y rodeado de bolsas de compras. Era curioso, considerando como sus últimas dos novias habían pasado demasiado tiempo en él. En aquél tiempo, no tenía mas que soportarlo. Debía ir, cargar las bolsas, y mantenerse de un ligero buen humor a pesar de lo mucho que lo detestaba. Hacerlo con Abbie había resultado ser una verdadera pesadilla, ya que además tenía que aguantar su permanente charla acerca de qué tan increíble era, su adicción permanente a su teléfono celular entre otras cosas. Esos momentos si habían sido una pesadilla. Con Willow, en cambio, había sido muy diferente. Caminar a su lado, tener charlas que en realidad significaran algo, divertirse juntos... y luego recordaba como la había lastimado. Era deprimente pensar en lo mucho por lo que había hecho que pasara y que lo hubiera alargado tanto. Recordarlo hacía que pensar en lo idiota que había sido en el pasado, en lo egocéntrico, engreído, estúpido que era, en lo mal que trataba a la gente... Ethan había necesitado cambiar, y por suerte para él, lo había estado logrando. Así que eso era lo que hacía en el centro comercial, explorar un poco al nuevo Eth. Extraño y tonto como sonara, pensaba que, quizás, ahora que era un tipo nuevo, encontraría cierto encanto en el centro comercial que nunca antes había notado. Se equivocaba. Seguía siendo el montón de tiendas sinsentido que siempre había sido.

Libros en mano, pensaba en pasar la tarde leyendo alguno de los viejos libros que había dejado descuidados tras tomarse un semestre para descansar y pensar un poco en lo que había estado haciendo. Aquellos grandes manuales que nunca había tenido problemas para entender, pero que ahora que volvía a abrir después de tanto, se veían como un montón de palabras que se suponía que significaran algo, pero por mas que trataba, no comprendía. Había sido un buen estudiante el año anterior. No el mejor, pero uno bastante bueno, y jamás había tenido dificultades con su carrera. Quizás la falta de práctica había acabado con sus habilidades académicas. Por eso, parecía una buena idea que, ya que no haría nada en aquél infernal lugar que tanto detestaba, podría tratar de recuperar aquellos conocimientos que se suponía debían ser básicos. Tras dar unas cuantas vueltas por el patio de comidas -el único lugar que disfrutaba ligeramente de aquél lugar- se sentó en una de las mesas circulares dispuestas al aire libre, un lugar tranquilo para tratarse de un centro comercial. Dejó aquél libro ligeramente sobre ella mientras observaba una última vez el lugar, quizás en busca de algún rostro conocido, no lo sabía. A decir verdad, no es que pudiera encontrar alguien que quisiera estar cerca suyo, luego de portarse como un imbécil todo un año, así que no se esforzaba mucho en hacerlo. Hubiera deseado que su hermana estuviera allí, que por aquellos días era básicamente la única persona con la que hablaba. Claro, no llevaba más de dos semanas en la universidad, pero tampoco hacía el intento de reencontrarse con alguien más, sabiendo cuál sería el resultado.

De vuelta mirando sus textos, se daba cuenta cada vez más de lo perdido que estaba. Necesitaba un curso de recapacitación, por lo que parecía. O un poco de café. El Starbucks del centro comercial estaba abierto, y allí fue. Se sentía demasiado hipster, tomando café en aquellos vasos térmicos en medio de una ardiente tarde de verano, pero no es que tenía una mejor solución para despertar su cabeza. Nunca hubiera hecho algo así en el pasado, y diablos que extrañaba un poco aquél orgullo que ya no tenía. Se sentó nuevamente mientras daba pequeños sorbos a aquella bebida, de nuevo tratando de concentrarse en su libro, pero a medida que avanzaba por los conceptos, se daba cuenta de que no les prestaba demasiada atención. Su cabeza divagaba, se distraía en pensamientos al azar, a veces profundos, a veces absurdos, pero lo que más llenaba su cerebro eran recuerdos y lamentos, arrepentimiento por aquello que había hecho, cosa que rápidamente se reprochaba. No le gustaba vivir en el pasado ni ser esos que se lamentan por todo, así que apenas aparecían pensamientos así, los alejaba y se distraía en cualquier otra cosa. Hubiera agradecido que aquella otra cosa en la que pudiera enfocar su atención, fueran sus apuntes.
No pasó demasiado tiempo antes de que terminara por rendirse, entendiendo que no avanzaría nada ese día, cuando de repente, una voz femenina irrumpió en lo que pensaba, obligándolo a voltear para ver a quien lo saludaba. -Brooke.- Exclamó sonriendo. Una vieja amiga suya, Brooklyn Seyfried había compartido varios momentos divertidos con él y era, posiblemente, una de las pocas personas a quienes no había hecho enojar. Se levantó de su asiento y le ofreció un abrazo en forma de saludo.

-Vaya, tiempo sin verte.- Decía, sonriendo de nuevo, sentándose y señalándole una silla para que ella hiciera lo mismo. No es que siempre hablara con ella en el pasado, siempre tenían sus charlas, pero nunca había querido hablar con ella tanto como en ese momento. Quizás porque recién la veía de nuevo, o quizás por lo solo que había estado esos días, pero fuera lo que fuera, estaba muy feliz de que estuviera allí. -¿Cómo has estado?- Preguntó. Sonaría como la típica pregunta de alguien a quien acabas de ver, si no fuera porque de verdad estaba interesado en eso. Era de esas personas a las que le gustaba charlar con otros y saber de sus vidas.